La revolución de Madera


Rodolfo Oliveros

En la madrugada del 23 de septiembre de 1965 en la sierra de Chihuahua, comenzó la lucha armada por el socialismo en México. Esa madrugada comenzó una historia que verá sus momentos más luminosos en otra sierra y en otro calendario, custodiado por guerreros mayas.

El asalto al cuartel militar de Madera en Chihuahua, fue resultado // respuesta al// del despojo, la represión y el desprecio de los de arriba. Otros nombres y apellidos pero los mismos agravios que desde la guerra de conquista ha mermado a comunidades enteras; la lucha por tierra ocupaba el mayor empeño de campesinos y comunidades indígenas. En gran parte de la geografía nacional la revolución había sido puesta en suspenso cuando no vilmente traicionada por las oligarquías. El espíritu de Villa en las tierras del norte y anhelo zapatista en el sur, trataban de ser borradas por los vencedores de la revolución, hasta ahora.

Sin embargo, la memoria de la resistencia se había hecho presente en esa sierra desde años antes. Trés jóvenes profesores, uno de ellos médico, habían organizado una marcha desde la Ciudad de Madera hasta el Distrito Federal, no sólo para exigir que se cumpliera con el reparto de tierras sino también por el fin de la represión y en contra del asesinato de Francisco Luján Adame. Más de treinta kilómetros recorrerían la dignidad encarnada en mujeres, hombres y niños. Por aquellos ayeres, una valiente mujer, cantante y reportera, difundía la lucha de los pobladores de Madera, era Judhit Reyes la trovadora campesina, ranchera, la compañera, de profunda voz y un sentido de la justicia que plasmaba en las letras de sus canciones.

La Unión General de Obrero y Campesinos de México, así como el Frente Villista División del Norte apoyarían en una primera instancia la lucha por la tierra de las familias de Madera. Después de la marcha a la capital y ante el silencio como respuesta, comenzaría la recuperación de tierras, primero el latifundio Santo Domingo en Villa Ahumada. La población en general, se volcó al apoyo popular a la tomas y se organizaban colectas para sostener las tomas, ante la presión de la policía y el ejército, que de inmediato comenzó a detener y encarcelar a campesinos.

El jóven maestro Gámiz se dirige a la población “Compañeros, por la vía legal no hemos obtenido nada, solo nos queda, como presión, invadir la tierra...Ya nos cansamos de gestiones que no conducen a nada. ¡Pura entretenedera! ”. Las familias responden y comienza una gran campaña de recuperación de tierras, más de 54 tomas.

Tal vez ell@s no lo sabían aún, pero fueron de los primeros en en construir, después de la comuna zapatista y de las experiencias villistas, lo que hoy conocemos con autonomía. Álvaro Ríos, uno de los compañeros de la UGOCM, elaboró un instructivo de convivencia: nada de alcohol en los campamentos, ni juegos de azar, no generar peleas, ni riñas personales. Cuidar las fincas, lo árboles y los animales. Respeto irrestricto para los y las abuelas, los niños y las mujeres, tendrían la primacía en todo, alimentos y lugares para pernoctar. Nadie portara ningún tipo de arma, para no dar pretexto a los gendarme y a la policía del mal gobierno para reprimir. En el campamento debería prevalecer la disciplina y sólo hablarían ante la prensa, los voceros designados colectivamente. El pueblo comenzó a darse cuenta de que su fortaleza recaía en el trabajo colectivo, en la organización y que sólo así serían capaces de recuperar lo que por derecho les pertenecía.

Hasta tierras norteñas habían llegado las noticias del asalto al cuartel Moncada en la mayor de las antillas y apenas un año antes, el movimiento 26 de julio había hecho de la Sierra Maestra su casa, su refugio y el punto de partida para una nueva sociedad en Cuba. Como en toda América Latina, ese grito de libertad y sobre todo la posibilidad real de derrotar a los gobiernos capitalistas, se hacía patente y comenzaba a rondar el espíritu de los campesinos mexicanos. La radicalización de la gente de Madera, de los profesores y sus familias comenzó a espantar a los dirigentes nacionales de la UGOCM y del Partido Popular Socialista encabezado por Lombardo Toledano. Se daría finalmente la fractura y las dirigencias le darían la espalda a Arturo Gámiz y su gente.

El empeño por justicia y la lucha por la tierra no se vería detenida. Sin embargo, el 18 de marzo de 1960 el latifundista Florentino Ibarra, asesinaba a Carlos Ríos Torres. El asesino quedó en libertad. La sangre corrió en Madera, ajusticiamientos contra los latifundistas, represalias contra los campesinos y los dirigentes campesinos, cuentan que uno de ellos fue subido a una avioneta y colgado por los pies; las autoridades aplicaban la ley solo para los segundos.

La rabia se expandió, en las normales rurales el apoyo al movimiento campesino se hizo cada vez más grande. La lucha se extendió a todo el estado, miles de solicitudes de tierra seguían archivadas y sin resolución.

El primer triunfo se daría dos años después, en 1962, cuando Salvador Gaytán fuera electo presidente de la Seccional en Cebadilla Dolores. Comienza con la restitución del sistema de agua potable, la recuperación del huerto municipal y el acondicionamiento de caminos para las poblaciones pobres, se rehabilitó la escuela; su hermano Salomón había convencido a Arturo Gámiz para que fuera el nuestro maestro, sin sueldo y con la solidaridad que le caracterizaba.

La lucha continuaría todo ese año. Para el siguiente comenzarían a difundir su lucha por medio de artículos periodísticos en La Voz de Chihuahua. Seis días antes de que López Mateos, el presidente de la república acudiera al estado, un desplegado de los latifundistas aparece en la prensa, acusando a los campesinos y a Gámiz, Álvaro Ríos, Jesús Orta, Raúl y Páblo Gómez, de estar formando una guerrilla con campesinos y estudiantes.

No del todo falsos esos señalamientos, los rebeldes continuaron con los planes y entre el 7 y 12 de octubre de 1963 tendría lugar el I Encuentro de la Sierra de Chihuahua, acompañado de mítines un Madera y La Junta, llegaron representaciones de Sonora, Durango, Coahuila, Sinaloa y México, varias normales rurales también reiteraron su apoyo a la lucha campesina. En ese encuentro, además de compartir experiencias de lucha y agravios, se acordó una toma simbólica de tierras en todos aquellos predios que ya hubieran sido formalmente solicitado. Encontrarse con otros y otras como ellos, con los mismos anhelos y los mismos sueños, animó la lucha y la decisión de extenderla a más sectores de la población; “a desalambrar”, fue el grito que animó las acciones en contra de José Ibarra y las tierras que había cercado.

En 1964, los estudiantes toman las oficinas del Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización como forma de apoyo a la lucha campesina y ante la falta de respuesta a sus solicitudes de tierra. El gobierno contestó con la represión y el encarcelamiento de los muchachos. Unas semanas después el puente del camino a Sirupá es quemado y en una manta se puede leer “Este puente lo quemamos porque pedimos libertad a los campesinos, libertad a estudiantes y resolución a los problemas agrarios”, firmaban la manta Guerrilleros Populares.

Las acciones siguieron ese año, se combate a los latifundista de la familia Ibarra, uno de ellos es ajusticiado. Los dirigentes campesinos y profesores, deciden irse a la sierra antes de que la represión se haga presente, las poblaciones del otero los acogen y abrazan la lucha por la tierra. La policía busca a los culpables, el pueblo hace del silencio su arma solidaria con los jóvenes revolucionarios. El operativo en la sierra de Chihuahua y Sonora para dar con la guerrilla es infructuosa.

En plena gira presidencial del candidato Díaz Ordaz, la población y los estudiantes del estado hacen sentir su rechazo al mal gobierno, los dirigentes del PRI y el futuro presidente reflejan en el rostro el nervio, tal vez el miedo de saber lo que los chiflidos representan, una sentimiento que se repetirá con eco mayor en el año de 1968.

En la sierra, las acciones de la guerrilla continúan. Hacen volar la planta de luz y el sistema de transmisiones de los Ibarra en Cebadilla de Dolores. La represión vuelve a caer contra el pueblo y son aprendidos Álvaro y Oscar González Eguiarte, que no habían tenido nada que ver, pero que después del interrogatorio y la tortura, se unirían a la causa popular. Otra de las acciones fue la toma de un trapiche clandestino propiedad de Ramón Molina. Conscientes del papel que ha jugado el alcohol en el sometimiento de las poblaciones, deciden destruirlo. En su paso por la sierra, van haciendo trabajo políticos, platicando con los campesinos convenciéndolos de la necesidad de la lucha, acambio reciben apoyo, información y comida. La sierra es ahora su casa, ella los protege y ellos la caminan de un lado a otro. Sin embargo, una campaña de búsqueda los sigue de cerca. Tienen varios combates de los que salen airosos, en uno de ellos toman por sorpresa a los judiciales y guardias blancos, ya detenidos unos de ellos pretende tomar por sorpresa a los guerrilleros, el menor de los Gaytán quiere fusilarlos, pero Gámiz impone la ética revolucionaria y afirma “no somos asesinos, nosotros andamos luchando por la justicia, ero sin asesinar a nadie, salvo para defensa”.

La respuesta del ejército no se hizo esperar, sabían de la simpatía de la población con la causa popular y no dudaron en escarmentarlos. La respuesta fue un comunicado denunciando los actos del ejército y con la rúbrica: “Vencer o morir. Grupo Popular Guerrillero”. Sin embargo, la prensa es silenciada y el comunicado no vio la luz. El grupo de Gámiz le dio al gobierno una tregua de cinco meses para cumplir con las demandas del movimiento, ahora sumando la renuncia del gobernador.

Llega el años de 1965, el animo en las fuerzas revolucionarias es grandes y eso les permite convocar al II Encuentro de la Sierra de Chihuahua se lleva a cabo en Torreón de la Cañas, aunque con condiciones distintas a la versión anterior, la seguridad del Grupo Guerrillero Popular y el horizonte de la lucha armada está puesta en la mesa. Los resolutivos del encuentro son plasmado en un documento mimeografiado, el discurso revolucionario es cada vez más patente, Cuba está presente en esas letras pero también Villa, Zapata y Magón. Se analizan las condiciones del capitalismo mundial y la situación nacional, las conclusiones son claras, es necesario transformar de fondo al país y combatir este sistema basado en la explotación.

Después del encuentro el grupo se divide, unos seguirán en la sierra y otro grupo se irá a la capital para difundir la lucha y recibir entrenamiento, que tendría como escenario el cerro del Ajusco. A la par, leían y discutían la Guerra de Guerrillas del Ché. Comenzaba a cocinarse la necesidad de una acción armada de gran envergadura.

La fecha en el calendario fue marcada, 23 de septiembre; la geografía, Madera; el objetivo, un cuartel militar. El plan estaba trazado, la palabras del maestro Arturo Gámiz fueron claras, a partir de entonces todo se complicaría y la lucha implicaría más riesgos que nunca, quien no este convencido podría retirase. Todos los presentes, reafirmaron su convicción de seguir adelante por la liberación del pueblo.

El resto de la historia, la conocemos mejor, el asalto al cuartel Madera, primera lucha armada por el socialismo en el siglo XX mexicano había fracasado, pero dejó sembrada la semilla de la esperanza por un mundo mejor.

Judith Reyes inmortalizaría así, está gesta de los campesinos mexicanos.

Ciento veinticinco sardos, de esos, que defienden hoy
El latifundio del rico, llamándolo institución
Ametrallaron rabiosos, la guerrilla popular
Desgarraron con balas, una esperanza ruda

El 23 de septiembre, muy presente tengo yo
Año del 65, en Madera sucedió
Casi por la madrugada, el cuartel se estremeció
Arturo Gámiz llegaba con los hombre que escogió

Portaba rifle muy bueno, carabina militar
Una granada en la mano y la confianza de ganar
Ira revolucionaria, estremecía su corazón
Por que la reforma agraria era burla en la nación

Arturo Gámiz le dijo
Al campesino del lugar
Por lo caminos legales
Tierras no te van a dar




Se acaparan una tierra
Los Bolunga y Alemán
Toma tu rifle y pelea
Como lo hacen los Gaytan

Los persiguieron soldados
Y Arturo los desarmo
Y por dos de ellos supe
Que encuerados los dejo

Ya se traía bien cansado
Al gobiernito de Fidel
Por que su causa era justa
Y por ser más hombre que el

La concesión que el gobierno
Alemanista dio
Para que explote los bosques
De Chihuahua mire usted

Como han dejado sin tierra
Al campesino del lugar
Y al Tarahumara y al Pima
No se cansan de explotar

Por eso es que Pablo Gómez
No se pudo contener
Pronto se fue para la sierra
para nunca más volver

Pablo murió con Arturo
Asaltando ese cuartel
Su rifle fue poca cosa
Para un corazón como él

Adiós Dr. Pablo Gómez
Adiós Salomón Gaytan
Adiós Valdivia y Quiñones
¡Ya no los perseguirán!

Adiós a Emilio y Antonio
Y el que no supe quien fue
Arturo Gámiz no ha muerto
¡Y ustedes saben por que! 

*Fuentes: México armado de Laura Castellanos y Memoria Roja, Fritz Glockner, entre otros.



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