“Sobre el marxismo japonés”: Elena Louisa Lange
El marxismo japonés es prácticamente ignorado en el mundo francófono. Sin embargo, Marx es debatido intensamente en Japón desde los años 1920. Elena Louisa Lange, filósofa y especialista en el marxismo japonés, nos introduce los hitos de la recepción japonesa de la teoría marxista: sobre la naturaleza del capitalismo japonés, la reelaboración de nociones a partir del “marxismo occidental” (reificación, alienación, etc.) y alrededor de la interpretación de El capital, destacando los riesgos de una teoría estrechamente economicista y la riqueza de las nuevas lecturas de Marx.
Entrevista realizada por Vincent Chanson y Frédéric Monferrand para Période.
El marxismo japonés es poco conocido en el ámbito francófono. Exceptuando algunos estudios como el de Jacques Bidet, Kozo Uno et son école. Une théorie pure du capitalisme, aparecido en el Dictionnaire Marx Contemporain, o el número especial de la revista Actuel Marx (Le marxisme au Japon,
nº2, 1987) y otros pocos textos, esta tradición está ausente en los
debates contemporáneos del marxismo francés. Podría introducirnos
brevemente las principales corrientes y las figuras más destacadas de
esta tradición?
Hablando
en general, es difícil encontrar en el Japón de posguerra un
intelectual que de algún modo u otro no haya “coqueteado” con el
marxismo. La reelaboración de la tradición marxista en Japón fue tan
influyente después de la Primera Guerra Mundial que incluso los
intelectuales conservadores sabían que tenían que nombrar a Marx para
ser tomados en serio en los debates públicos. No hace falta decir que
las teorías marxistas sufrieron no poca resistencia y represión: en las
primeras fases de la recepción de Marx en Japón, en la era Meiji
(1862-1912), en la era Taishō (1912-1926) y, sobretodo, en la primera
parte de la era Shōwa (1926-1945). Cuando al inicio de la era Meiji, el
periodo de “occidentalización”, se llevó a cabo la masiva y concentrada
recepción de la filosofía occidental -consistente básicamente en un
enorme proyecto de traducción para el cual el gobierno imperial creó un
ministerio especial-, se introdujeron, naturalmente, lo que se ha dado
en llamar la “filosofía burguesa”. Es decir, el idealismo alemán, el
racionalismo británico y el empirismo y vitalismo francés (Bergson).
Ciertamente, el Manifiesto del Partido Comunista
fue traducido al japonés en 1904 por un activista político, Kōtoku
Shūsui. Pero en general, el temprano movimiento socialista fue
constantemente perseguido durante la era Meiji. No fue hasta los años
1920 que aparecieron publicaciones marxistas, notablemente el primer
volumen de El capital,
que fue traducido en 1920 y al que siguieron los volúmenes II y III en
1924. Aunque, para poder ampliar este fenómeno en su conjunto, tuvo que
llegar la derrota de Japón frente al ejército norteamericano -que
irónicamente, en un primer momento, apoyó abiertamente el estudio de
Marx en escuelas y universidades. Pero Marx no era un tema
exclusivamente académico. La fuerte presencia del marxismo en los
debates públicos influenció la sociedad japonesa de posguerra. Estos
debates, en forma de mesas redondas y publicaciones en periódicos como Asashi Shinbun (probablemente comparable a Le Monde),
formaron durante mucho tiempo parte de la tradición intelectual
japonesa. En general, podríamos decir que esta fuerte y concentrada
recepción de la elaborada metodología marxiológica, especialmente en lo
referente a la Crítica de la Economía Política, después de la Primera
Guerra Mundial, es comparable al vigor de la recepción de Hegel e
incluso Darwin a finales del siglo XIX.
En
lo referente a las corrientes marxistas en Japón, debe mencionarse el
papel del Partido Comunista Japonés, de sus miembros, sus disidentes y
sus disputas, igual que el famoso debate sobre el capitalismo japonés de
los años 1930. De todos modos, no me extenderé en este punto dado que
Jacques Bidet ha presentado ya al público francés los aspectos
principales del debate. En lugar de ello, me gustaría destacar, aunque
sea brevemente, las corrientes “heterodoxas”. Las corrientes
marxistas/marxianas más influyentes destacaron en los estudios
culturales, en literatura y en filosofía, juntamente con la economía
política marxista que fue la más académica. Se pueden encontrar figuras
destacadas de la corriente literaria, especialmente del movimiento de
literatura proletaria, desde Nakano Shigeharu (1902-1979) hasta
Yoshimoto Takaaki (1924-2012), quién fue el padre del famoso escritor
Banana Yoshimoto y figura popular del movimiento estudiantil de
izquierdas en 1968.
Respecto
al campo de la filosofía marxista, aunque es muy difícil escoger uno o
dos nombres, debe mencionarse a Hiromatsu Wataru (1933-1994), el que
seguramente sea el secreto mejor guardado del marxismo japonés dado que
ninguno de sus textos está disponible en lenguas occidentales. Wataru
estudió en profundidad la idea de reificación explorando el concepto en
todas las dimensiones epistemológicas imaginables. También Umemoto
Katsumi (1912-1974), filósofo marxista que tuvo como referencias
principales las Tesis sobre Feuerbach y La ideología alemana.
Katsumi fue un autor importante en el “debate sobre la subjetividad” en
1946-1948. Este debate abordó la cuestión del individuo en el
materialismo histórico, pero se convirtió en una discusión limitada y
muy influida por el trasfondo del existencialismo heideggeriano. Hace
falta recordar que a menudo el lenguaje en el que se desarrollaron los
debates sobre Marx estuvo fuertemente marcado por la jerga
existencialista. Sartre era sin duda una estrella en Japón, e incluso
aquellos que eran críticos con él utilizaban categorías como el “ser” y
la “nada”.
En el plano del marxismo cultural (cultural marxism),
debe mencionarse Tosaka Jun (1900-1945). Tosaka es un autor demasiado
importante para ser tratado solo superficialmente, perdonen la brevedad.
Fue estudiante del filósofo conservador, el idealista Nishida Kitarō,
pero se convirtió en un crítico del idealismo y muy pronto adoptó el
materialismo como proyecto filosófico. Fundó en 1932 el “Grupo de
Investigación en Materialismo” (yuibutsu ron kenkyūkai)
donde se discutían no solo cuestiones filosóficas sino también
problemas de actualidad como la irrupción del fascismo, el papel de los
medios de comunicación, la ideología… Por supuesto, Tosaka fue detenido y
murió en prisión el 1945. En mi opinión ha sido uno de los pocos
autores que ha tomado seriamente la Tesis 11 sobre
Feuerbach y fue el único crítico consecuente de la sociedad japonesa en
un momento en el que era prácticamente imposible sostener posiciones
disidentes. Otro crítico “cultural” muy influyente fue Maruyama Masao
(1914-1996), quién sin embargo no era marxista pero su línea de
pensamiento, que incluye un enfoque psicoanalítico de la crítica de la
sociedad, recuerda ciertos planteamientos de la Escuela de Frankfurt a
pesar de no haberla conocido.
En
lo referente a la Crítica de la Economía Política, el abanico de la
economía marxista se extiende desde las críticas al uso de la pobreza y
la acumulación del capital hasta los específicos debates de expertos en
la teoría marxista de la forma valor. No hace falta decir que Uno Kōzō
(1897-1977) fue un intelectual, en el sentido científico del término,
con un profundo conocimiento de la teoría económica de Marx. Uno Kōzō
protagonizó debates con muchos intelectuales de izquierda. Entre sus
obras se cuentan multitud de ensayos llevando por título “Respuesta a la
crítica del profesor X”, donde el “profesor X” muchas veces era un
rival -como Kuruma Samezō (1893-1932)- pero también sus propios
estudiantes y colaboradores como, por ejemplo, Furihata Setsuo
(1930-2009). Actualmente, Uno Kōzō sigue considerándose una referencia
para muchos economistas críticos, y en algunas ocasiones discutido
críticamente. Ōtani Teinosuke (nacido en 1934), profesor emérito de
economía en la Universidad Hōsei de Tokyo, continúa en la actualidad la
crítica filológica iniciada por Kuruma Samenō, rival de Uno Kōzō,
impartiendo regularmente hasta el día de hoy seminarios sobre El capital y los Grundrisse.
Tan
pronto como en los años 1920, intelectuales como Kazuo Fukumoto por
ejemplo, introdujeron algunos aspectos de la teoría marxista en Japón.
En concreto algunos elementos relevantes de lo que se ha dado en llamar
el “marxismo occidental” como la alienación, la reificación, etc.
¿Consideras estás nociones como centrales en el debate japonés? ¿Qué
articulación puede existir entre el “marxismo occidental”, en sus formas
más hegelianas (Lukács, Korsch, Escuela de Frankfurt), y el marxismo
japonés?
En
su conjunto, el problema del fetichismo y el valor juntamente con sus
formas reificadas no ha sido tratado especialmente en el marxismo
japonés. Ciertamente, Historia y conciencia de clase
de Lukács fue parcialmente traducido en 1927. Pero no provocó un
impacto considerable en la recepción del problema de la reificación.
Existen excepciones, tal como nombramos anteriormente, Hiromatsu Wataru
ha analizado abundantemente la noción de reificación. Según Wataru,
existe un corte radical entre el temprano concepto “hegeliano” de
alienación en los primeros trabajos de Marx y su noción de reificación
en los trabajos de madurez tal como se trata en el teorema del Carácter fetichista de la mercancía del volumen I de El capital. Pero
este último fue interpretado de manera incompleta por Hiromatsu, porque
la dimensión intra-subjetiva no fue enteramente explorada. Juntamente
con la noción de “reificación” (Verdinglichung), problematizó con la noción de “objetivación” (Versachlichung),
más completa y profunda en el proceso de intercambio de mercancías y
sus efectos en el plano intersubjetivo. Hiromatsu Wataru fue no obstante
uno de los pocos en abordar claramente la cuestión del valor como
fetiche y las formas en las que las relaciones sociales se convierten en
relaciones entre cosas. Podemos constatar que, si bien esta
problemática ha sido abordado, se ha limitado a la filosofía marxista,
sin entrar en el campo de la economía teórica marxista. Pero incluso
entre los filósofos, la concepción materialista ha estado a menudo
contaminada por un lenguaje fenomenológico y existencialista, en
ocasiones incluso idealista-fitchiano. Sin embargo, estos desarrollos
pueden cambiar gracias al nuevo interés suscitado por la teoría del
valor, que no puede en efecto eludir el problema del fetichismo. Un
estudio recientemente publicado por el joven investigador Sasaki Ryūji, Marx’s Theory of Reifications. Thinking Material as the Critique of Capitalism” (2011),
supone un avance en la exploración de una discusión tanto tiempo
desatendida en Japón. Pero la discusión deberá recapitular la larga
tradición producida en occidente, por ejemplo, por parte de la Escuela
de Frankfurt. Benjamin, Adorno, Horkheimer y Marcuse no han sido tomados
en serio como teóricos marxistas del problema del fetichismo. En Japón,
sus textos fueron leídos a lo sumo como hermenéutica cultural
(Benjamin) o sociología (Adorno, Marcuse). La recepción de la Escuela de
Frankfurt y el impacto de su crítica no podemos decir que haya sido
abrumadora. Por ejemplo, la idea de “abstracción real” de Alfred
Sohn-Rethel, central en los enfoques recientes sobre la teoría de la
forma valor, hasta donde yo conozco, no ha sido discutida en Japón. En
este aspecto, se puede escribir una nueva página en la tradición
marxista si se potencia la teorización por esa vía fecunda. Es extraño
que haya tan pocos intelectuales japoneses que se puedan definir como
“marxistas hegelianos” cuando Hegel ha sido un autor principal en los
departamentos de filosofía desde el siglo XIX. Los filósofos Mita
Sekisuke (1906-1975) y Funayama Shin’ichi (1907-1994) y su propuesta de
“materialismo antropológico” representan la excepción. Por regla
general, los economistas marxistas japoneses han evitado teorizar la
reificación. Es interesante observar que en este contexto Mita Sekisuke
fue también un crítico radical de Uno Kōzō.
Uno
Kōzō es uno de los de los autores más conocidos del marxismo japonés en
Francia. ¿Nos podría presentar sintéticamente su trabajo teórico? Una
de las especificidades de la Escuela de Uno es la elaboración de la
“teoría pura” del capital. Ese objetivo “trascendental” parece algo
contraintuitivo y especulativo. ¿Qué elementos epistemológicos podemos
destacar?
La idea del desarrollo de una “teoría pura” es elaborada por Uno Kōzō en su trabajo seminal, Keizai genron (1950-2/
1964). Es más simple de lo que parece: para entender la estructura de
la “sociedad mercantil”, es necesario distanciarse de las
investigaciones empíricas e históricas con tal de formar una teoría que
pueda ser válida más allá de su aplicación a la sociedad capitalista. El
objetivo de Uno Kōzō era entender el capitalismo, pero inspeccionando
la sociedad burguesa podemos entender las sociedades pre- y post-
burguesas. Para construir una teoría del capitalismo que fuera útil, Uno
Kōzō estaba dispuesto a dejar a un lado los datos históricos, tablas,
estadísticas, encuestas… En mi opinión, la diferencia más sorprendente entre Keizai genron y El capital de Marx, a parte del método sobre el que volveré más tarde, es que El capital es primero y principalmente una CRÍTICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA. En cambio Uno Kōzō no
escribió una Crítica de la Economía Política sino que tomó de Marx su
crítica de Smith, Ricardo, Say, Quesnay, etc. y las consideró como
presupuestos establecidos. Es así como Uno Kōzō consiguió reescribir los
tres volúmenes de El capital en un delgado libro de 227 páginas (al menos la edición de 1964), un logro remarcable.
Pero también intervino notablemente en la arquitectura de El capital. La mercancía, el dinero y el capital, que componen las tres primeras secciones de su Keizai genron, son consideradas como “formas de la circulación”. Por lo tanto, la doctrina de la circulación (ryūtsūron) se sitúa al inicio de su investigación. No hace falta señalar que Marx empieza con El proceso de producción del capital, donde
analiza la mercancía y el dinero, pareciendo estos elementos puros
medios de circulación. El propósito de Marx era mostrar aquello que no era
evidente: que el dinero es una relación social fundada en la
organización del trabajo (humano abstracto) en las sociedades
capitalistas. Por el contrario, Uno Kōzō tiene una idea más bien
“funcional” del dinero, dinero como medio de circulación. Con todo, debe
señalarse que su análisis de la mercancía, el dinero y el capital abstrayéndose del proceso de trabajo es peculiar.
En mi opinión, lo menos interesante, aunque probablemente sea el aporte más conocido de Uno Kōzō es su enfoque en tres niveles (sandankairon)
de la economía política: donde el primer nivel es la teoría pura; el
segundo nivel se refiere al análisis de las fases del capitalismo
(capital mercantil, industrial y financiero); y el tercero explora los
acontecimientos políticos actuales y “reales”. No creo que este enfoque
sea significativo en la obra de Uno Kōzō porqué no desarrolló los
niveles segundo y tercero, aunque propuso una conceptualización
metódica. Abandonó, a mi parecer sabiamente, la teoría de las fases
característica del marxismo tradicional de Lenin o Luxemburgo y no
siguió cierta moda de los años 50 hacia la conceptualización del
capitalismo japonés. En cambio, concentró plenamente sus esfuerzos en
entender la socialización capitalista (capitalist sociation) en
el único marco de la “teoría pura” y redujo la esencia de la economía
política a tres leyes fundamentales: la ley del valor, la ley de la
población y la ley del equilibrio de la tasa de ganancia. No se dejó
seducir por cuestiones tales como el fetichismo, la abstracción real,
las “formas objetivadas del pensamiento” y otros elementos que fascinan
la reciente marxología (incluida yo misma). Siguió la línea del rígido
economista y exploró el capitalismo como un proceso donde las cosas
suceden por alguna razón. No le interesaba encontrar porqué en las
sociedades capitalistas “todo sucede como debe suceder y, por tanto, inapropiadamente” (alles mit rechten Dingen zugeht und doch nicht mit rechten Dingen (Adorno)).
En tu opinión, ¿qué limites tiene el enfoque de Uno Kōzō?
La lectura de Marx a partir de la Teoría de la forma valor te parece
una alternativa posible, metodológica, crítica y política, al aporte de
Uno Kōzō?
Yo
diría que los límites del enfoque de Uno Kōzō surgen precisamente al
descartar los elementos “impuros” del capitalismo como formación
histórica. Esto no concierne únicamente a la “acumulación originaria”.
De hecho, Uno Kōzō dedica mucho espacio a la acumulación originaria.
Pero el problema de la autonomización de la ley del valor, de la forma
valor como fetiche históricamente determinado, y la complejidad
de la abstracción real. En otras palabras, lo que falta en el enfoque de
Uno Kōzō es la discusión detallada de la dimensión cualitativa del
valor. La ley del valor no puede ser explicada exclusivamente en base a
datos económicos. Fallaría el tiro si así fuera. La tarea de la
economía política debe ser explicar porqué el trabajo en el capitalismo necesariamente adopta
la forma de valor. En mi opinión, estas son las reflexiones
indispensables para entender la sociedad capitalista. Analizar el modo
de producción capitalista no puede ni debe hacerse de manera “pura”.
Por
ejemplo, en mi proyecto de investigación, entre otras cosas, intento
ver la relación entre la visión de Uno Kōzō sobre el dinero y el valor
-una teoría del valor ni monetaria ni premonetaria, sino una teoría
“funcional-relacional”- y su falta de interés por el problema del
fetichismo y la reificación. El rechazo de la teoría laboral del valor
-o más bien, su incomprensión- por parte del marxismo japonés es en este
aspecto revelador. Uno Kōzō le reprocha a Marx haber desarrollado la
teoría del valor dentro de “la esfera de la circulación” -en el capítulo
sobre La mercancía en el volúmen I de El capital– en
lugar de hacerlo en la esfera de la producción. Esta incomprensión de la
obra de Marx, en mi opinión, es la responsable de la perpetua y
creciente sospecha contra el teorema fundamental de Marx (el carácter
fetichista de la mercancía), llegando al peculiar caso japonés donde
incluso los economistas marxistas rechazan la teoría del valor por un
supuesto “substancialismo”, ignorando completamente su ímpetu crítico.
No es entonces casual la popularización de la teoría de la utilidad
marginal y, con ella, la investigación económica puramente cuantitativa y
su consecuente abandono de la crítica de la forma que adopta el
trabajo. Este es el caso, por ejemplo, del economista ex-marxista Michio
Morishima y su “Teoría del crecimiento económico”. Los salarios son de
nuevo abordados como equivalentes de una cierta cantidad de trabajo, lo
que provoca que, como mucho, se centre el interés en los aumentos
salariales sin discutir el sistema salarial como tal, en su conjunto.
Naturalmente, este es un fenómeno que se ha producido en prácticamente
todos los países tardíamente industrializados.
Afortunadamente,
las “nuevas lecturas” de la teoría del valor han ayudado a reintroducir
la relación teórica entre valor, dinero, capital y trabajo. A menudo
van más allá de Marx, lo que considero necesario y bienvenido. Al mismo
tiempo, tengo la sensación que en ocasiones se reduce el ímpetu crítico
de Marx perdiendo de vista la lucha política y cotidiana concreta. Tan
importante es ir más allá de Marx como guardar en mente el intrínseco
maximalismo de su proyecto: abolir el modo de producción capitalista y
sus “formas de pensamiento objetivadas”. Empiecen en su lugar de
trabajo.
Elena Louisa Lange
es investigadora asociada de la Universidad de Zurich, filósofa y
especialista del Japón. Ha publicado “Failed abstraction – The Problem
of Uno Kozo Reading of Marx’s Theory of the Value Form” en Historical Materialism, 22.1.
Entrevista realizada por Vincent Chanson y Frédéric Monferrand
Fuente: Période
Traducción de Ivan Gordillo para Marxismo Crítico.
Comentarios
Publicar un comentario